miércoles, 10 de diciembre de 2008

VII

De todo bien a todo mal, la tarde anterior no había ido ni a la casa de Seba. Él la llamó y le contó todo. Quería matar a Felipe por estúpido, por inconsciente, por perder a la mejor polola del mundo, por haberla hecho llorar, por no quererla como la merecía y un montón de cosas más que un mejor amigo te puede decir. No hablaron mucho esta vez. Ella estaba demasiado triste.
Pero luego siguieron conversando por mensajes de texto. No se distorsionan como la voz cuando alguien llora. Él le preguntó si aún estaba enamorada de Felipe, la respuesta fue que sí, que era el amor de su vida que se sentía extremadamente mal, triste, como nunca; que sabía que era lo mejor pero que perdió la mitad de su vida esa tarde y que a pesar de que él solo le daba ilusiones y promesas perdidas lo amaba porque todo se justificaba, después que le daba rabia, porque sabía que se estaba comportando como una tonta por lo paciente que era y que él no la merecía – Seba se lo afirmó – pero de todas formas el amor era más fuerte y ella está dispuesta a dar un paso al lado por dejarlo seguir con su vida. Sebastián no respondió por media hora y tocó la puerta de su casa, ella no lo dejó entrar pero se estuvieron intercambiando notitas por la ventana, cual mensaje de texto, pero a Seba se le había acabado el presupuesto. Aún así, él le aconsejaba que se quedara tranquila, que la apoyaba en todo, que apenas ella se lo pidiera él iba y le sacaba la cresta al imbécil que no supo hacerla feliz.
Luego le pidió la guitarra y le cantó la canción que habían creado el otro día, hasta que logró hacerla reír, entonces Clara se dio cuenta.
Indiferencia. Eso fue todo lo que vivió con su ex. Indiferencia.

¿Qué mejor sentimiento que la amistad? Tus amigos pueden decirte las verdades más crudas de las formas más inadecuadas. No hay reacciones hormonales de por medio, por lo tanto tras cada pelea hay una reconciliación inmediata. Están contigo en los momentos más difíciles, y no te sientes una interesada al pedirles un regalo para tu cumpleaños; si no te lo traen, te enojas momentáneamente o le quitas importancia por que sabes que no hay mentiras, que conoces a tu amigo y él a ti, y el hecho tan insignificante de no haberte traído un regalo que le pediste se compensará al tiro, ya que su simple compañía es el regalo más grande.

VI


Cuento corto. Durante la última semana Felipe y Clara estuvieron bien, en un sentido bastante abstracto de la palabra. Se veían más seguido; dos veces por día. En la mañana se saludaban tiernamente y almorzaban juntos, si no podía ser posible Felipe se aparecía en algún recreo afuera de la sala de primero medio, y al salir Clara de su sala lo veía.
Para algunos será poca cosa pero para ellos (ella) era la mayor gratificación del mundo.

Valentina y Gerardo tenían su pronóstico del asunto, también Seba, que ahora era prácticamente vecino de Clara. Vivían a tres cuadras hablaban mucho por teléfono y MSN, ya que ella estaba “castigada”. Clara vivía sola con su padre y su hermana menor, Adelaida. Eran el tesoro de la vida de Camilo, su padre. Clara también tenía un hermano mayor, Bastián, que se había ido de la casa hace dos años a estudiar a la universidad.
Su madre, bueno, eso es otra historia. Si tuvieron mamá y ella aún vive pero es algo complicado de explicar.

El punto es que al estar Clara castigada sin ver a ningún vecino, viejo amigo que el padre no conociera, no le quedaba otra opción que explotar su teléfono celular y su notebook. (Gran recurso para no cortar relaciones) así que la amistad entre ella y Seba se estrechó más que nunca, aún más que cuando eran pequeños, en esa época en que el rol de tu mejor amigo consistía en jugar contigo en los recreos y darte una mordida del sándwich que le mandaban si tenías hambre.

Las cosas andaban bien, pero como eso no es común – al menos duradero- en la vida de ningún adolescente, llegó el día en que los pronósticos de los amigos de Clara se cumplieron.

**
Un día jueves Clara llegó temprano al colegio, de nuevo, y el único que había llegado antes era Tom.

-¡Hola Tom!- lo saludó Clara alegremente
-Oh, ¡Hola!- le dijo Tom, algo sorprendido y confundido, pues nunca habían hablado y aún así compartían un saludo.
-y tú, ¿a esta hora en el colegio?- le preguntó descaradamente ella, como para entrar en conversación. Se lo dijo bien modulado.
-Ah, well; sí, siempre llego temprano. Tú nunca llegas temprano
- Eeee, si tienes razón. ¿En serio siempre llegas a esta hora?- Clara le hablaba gesticulando cada palabra, como dirigiéndose a un sordo o un niño muy pequeño. – Es tempranísimo, muy muy temprano…

Tom la miró con cara de “porqué me hablas como a un imbécil, si igual entiendo”.

- Si siempre. Yo vengo con Luciano, de octavo. ¿Tú lo conoces?
- Al Luciano, ¡obvio!
- Es muy simpático
- Si, no somos muy amigos pero me cae súper bien…
- Hola, hola – Saludó Ticevich
- ¡Buena compadre! – Le respondió Tom. Clara también lo saludó
- ¿En qué están ustedes?, Tommy no me digas que ya andas ofreciendo todo tu espíritu de galán…- le dijo Ticevich a Tom, levantándole una ceja consecutivamente. Tom le dio un golpecito en el brazo.
- No pasa nada oh…- Recalca Clara
- Estábamos conversando nada más – Dice Tom completando la frase. – Ella es buena onda- dice luego, palpando el hombro de Clara.
- Si, súper buena onda – dice Ticevich, sin parar de mover su ceja. Luego cambia el tema. – Oye Clara, ¿ tú todavía estás pololeando?
- Si, ¿porqué?
- A no, es que hace tiempo no veo al Felipe, anda más perdido. Tiene tiempo para la polola al menos
- Ha! – le dice Clara con una sonrisa no muy convencida.
- ¿Tú tienes pololo Clara? – le preguntó curioso Tom
- Si, hace siete meses
- Ah..

Luego comenzó a llegar la gente. Clara salió con sus amigos al patio y esperó a Felipe. No apareció.

A la hora de salida Clara tenía prisa. No lo había pasado bien aquel día y lo único que quería era llegar luego a la casa de Seba. Ya se había acabado el castigo porque él había ido a visitarla el fin de semana y así su padre aprovechó de conocerlo.

- ¿Clara? – era Felipe
- Hola
- Amor, necesito que hablemos.
- ¿Qué pasa? – el pronóstico se acercaba
- Es que, mira es complicado, yo te amo ¿sabes? Y no sé, ¿Tú me amas?
- Si obvio mi amor.
- Pero es que ya no somos los mismos
- ¿Ah?
- Que, ya no es lo mismo…
- ¿Quieres terminar conmigo?
- Déjame terminar
- ¡¿conmigo?!
- No, aguarda. Escucha creo que lo nuestro simplemente no va hacia ningún lado, yo te amo como siempre pero nuestra relación se está deteriorando
- Es bastante femenino de tu parte decir eso…
- Perdón amor, no sé que hacer. Sé que estás sufriendo por mi culpa y
- ¡¿es mi culpa?!
- No, te digo que es la mía – Felipe ya se había puesto a tartamudear y le sudaban las manos. Sentimiento de culpa – Mira amor, no podemos seguir estando juntos.
- Pero…
- Acéptalo, ya no es lo mismo que al principio, nunca nos vemos, tú lo pasas mal y a mi no me afecta tanto
- Listo. No me quieres
- No, si yo te amo
- ¡¿Entonces?!
- Es que…
- Dame un beso.

Fue el último.

martes, 2 de diciembre de 2008

V

Felipe tenía una amiga, su prima como de tercer grado en realidad, que es mas bien como una hermana. Su nombre es Francoise Betancourt y es su única confidente.

-Fran, ¿me puedes atender un rato?
-Eh si obvio. – le dijo su amiga.
-Estoy complicado, mira, no estoy seguro pero creo que con la Clara estamos mal.- le dijo Felipe entre avergonzado y confundido, se sentía como una niña contándole estas cosas a una amiga.
-Mmm, ¿tu crees?- le respondió Francoise, que en su condición de mujer se había dado cuenta de esta situación hace tiempo ya, pues también era amiga de Clara y se conocían bien.
-Osea si, no. No sé, es raro, porque no tenemos ningún problema en realidad. Poco tiempo quizás pero yo no soy malo con ella. De todas formas nuestros sentimientos no han cambiado ¿o si?. Es que no me llamó hoy y no sé, creo que se enojo porque no pude almorzar con ella. ¿Qué crees tú?
-¿Qué? ¡Felipe llámala tú entonces!- le dijo Francoise sacudiéndolo de los hombros como para hacerlos reaccionar. No se metía mucho en la relación de su amigo pero tenía por seguro que si no fuera por su asesoría Felipe no se hubiera dado cuenta de tantas cosas… una de ellas era que NO TENER TIEMPO PARA LA POLOLA ES COMO NO PESCARLA Y POR ESO ELLA TIENE TODO EL DERECO A ENOJARSE.- ¿¡Que crees que a ella le da lo mismo su situación?! Felipe, no se ven hace al menos una semana, están en el mismo colegio, tu estás ocupado siempre y las tres veces que han hablado por teléfono últimamente ha sido porque ella te llamó. ¿¡la amas o no?!, yo te habría mandado a la cresta hace rato, tonto, ella te adora demasiado no te ha hecho ningún escándalo. Yo en su caso te habría dicho unas cuatro verdades y te habría mandado a volar….
-Pero, pero..
-¡NADA!, yo te adoro, eres el mejor amigo del mundo pero como pololo te falta mucho..
-Pero si no le he hecho nada...
-¡PRECISAMENTE!
-Y ella no me ha dicho nada…
-No t quiere molestar.
-¿Tu crees?
-Obvio, estoy segura, soy mujer…
-Ya, pero ¿y si la llamo y no contesta porque está enojada?-
-Insiste. Aunque no te conteste estará Feliz por tu llamada.
-Ok.

IV

Para que entrar en detalle de lo que ocurrió el resto del día. Felipe no pudo almorzar con Clara, pues tenia reunión con la directora, era el delegado del centro de alumnos. Su polola lo entendía y nunca se enojaba con el. Quizás era demasiada su paciencia. Bueno, Ella en su decepción no almorzó.

Valentina y Gerardo le tenían mucha mala a Felipe, y no era para menos, el estado de animo de su amiga estaba directamente relacionado a como se habían tratado ese día, si se habían visto, si no, si estaban mejor, si había algún problema. Por supuesto una quinceañera con problemas del corazón se descarga directa o indirectamente con sus amigos y Clara no tenia idea del resentimiento que ellos le tenían. Mejor así.

Clara reflexionó toda la tarde sobre su relación con Felipe. Muchas en su lugar lo abrían pateado hace rato, pero lo amaba tanto ( o así lo creía) . No estaba segura de que seria la misma sin el. Sus besos, sus abrazos, el solo hecho de cerrar los ojos y recordar los momentos bellos…
Ya no era lo mismo.
Lloro, lloro mucho y sin razón. Al menos sin otra razón que el vacío que tenia en el alma. ¿Por qué era tan complicado?. Un tiempo y ya, aclaraba sus dudas. Pero no se sentía capaz. Es difícil explicar el sentimiento de una adolescente que siente pena pero no tiene problemas grandes. Debe ser la edad… pero la sensación que Clara tenia en su corazón ( y literalmente en el corazón) era como si alguien hubiese atravesado su pecho con las manos congeladas y se lo estuviese estrujando. La única manera de librarse de ello era con lágrimas. Y ya estaba harta.

Lo pensaba mientras caminaba a su casa. Se estaba aguantando el llanto y no quería verle la cara a absolutamente NADIE.

-¡Hola Clarita! – dijo la voz de Seba. Ex compañero de curso y muy buen amigo de la infancia a quien no veía hace al menos un año, la mala onda no era compatible en esta situación.
-Hola… - le respondió Clara, no con su mejor cara.
-¡¿PERO QUE TE PASO?!- exclamo Seba abrazándola, ya se le había escapado una lágrima.
<>- pensó ella, pero prefirió no hacerle perder mucho tiempo a su amigo porque una introducción así da a una larga conversación.
-Nada, es que, tengo problemas con mi pololo.
-¡A NO! ¿Ese famoso Felipe cierto? Permíteme decirte un par de verdades: yo sé lo enamorados que están y todo pero Clarita, él no te merece entiende, más bueno que el pan será pero no está ni ahí contigo, tu te mereces a alguien que te tenga de amiga y polola, que se preocupe por ti, que se dé cuenta de cuando estas mal..- Seba guardo silencio de pronto, sonrojado.
-Ya, no te preocupes, si se me va a quitar luego no es tan terrible. Seguramente estaré en “esos días” luego.- Le dijo, y le sonrió para que se quedara tranquilo.
-¿Vas para tu casa ahora?- le dijo Seba cambiándole el tema. El rojo de sus mejillas ya se estaba apagando.
-Si..
-Te acompaño si quieres, a ver si te sienta mejor un poco de vieja compañía :)

Luego de un suspiro y una mirada al suelo clara le dijo “ya, bueno”. Era de esas personas que no saben decir que no.


Aquella tarde fue mejor de lo que Clara esperaba, y excelente para Seba, que le contó sobre su nuevo colegio de artistas, que ha conocido a muchas bandas famosas, ha presentado con destacados músicos nacionales; ella le habló de cómo estaban aún en su colegio, de los alumnos de intercambio y el nuevo chino Neozelandés. Luego tocaron guitarra mas de dos horas y sin querer hicieron una canción.

“Estaré, donde quiera que vayas
Correré, si se trata de ti…”

Y unos cuantos versos más que se perdieron.

lunes, 24 de noviembre de 2008

III

-Aló Felipe?
-¿Si?
-Soy yo amor, Clara
-Ha! , hola perdona, ¿como estás?
-bien bien... Oye
-Sabes que amor, perdón pero no vamos a poder hablar mucho , mañana en el colegio ¿ya? almorzamos juntos
-Mmm, ya. Pero ¡Almorzamos! no te vallas a desaparecer como la otra vez, que , yo te amo tu lo sabes y confío en tí pero a nadie le gusta que lo dejen plantado.
-Si Clarita te prometo, te prometo que apenas toquen te voy a buscar a tu sala
-¿En serio?
- Osea, te espero afuera.
-A, ok. Un beso te amo
- Yo tambien
.


II

Clara para variar habia llegado tarde a clases. Se fué a sentar a su banco y hasta ese minuto se mantuvo serena. "Otro dia nomas " pensaba, aunque sabía que en fondo no era cualquier día, ya habia pasado una semana desde que no hablaba con Felipe, su pololo. Lo que tampoco sabía era que ESE era el día en que su mundo interno perfecto y tranquilo se desplomaría. Efecto hormonal.

-Hola Vale, sorry toma - le pasa unas carpetas - Tu sabes que nunca falto, si te asusté perdón, igual te hiba a mandar el trabajo con Alicia...
-¡CLARA! Lo que menos me importa es el trabajo ahora. Hoy llega - dijo Valentina, levantando las cejas repetidamente.
-¿Hoy llega quién?-
-Tom, el niño nuevo
-Niño nuevo?
-Sí, de Nueva Zelanda. ¡Uuuui! yo sé que a ti te gustan los Oceánicos
-¿De Oceanía dices tú?
-Ya bueno, da lo mismo.
-¡Ubícate oh!, yo estoy pololeando.
- Si obvio, pero como van las cosas..
-¡Oye!
-A ya, si es verdad.

Entonces abren la puerta de la sala, Clara trata de mirar y le sonría a Valentina, ninguna puede contener la sonrisita curiosa de ver a un compañero nuevo llegar a su clase, menos si viene de afuera. Y ahí estaba.

- Niños, les pido por favor guarden silencio para darle la bienvenida a nustro compañero nuevo, él viene de Nueva Zelanda y apenas habla español. Pasa pasa.. - Miss Gabriela se dirigía al famoso "niño nuevo de afuera", y él, a paso lento entró y habló al curso una frase más que ensayada, cuyo significado seguramente no conocía del todo.
-Hola, soy Tom y vengo de Wellington, New Zealand.

Era un chico alto, delgadísimo, cuyos ojos miraban un fondo incierto, y tenian expresión de miedo e inseguridad, buscó con ellos un asiento vacio y luego miró a su nueva Miss, quién le indicó que se sentara en el único puesto vacío que habia, delante de Clara. Tenía una caminata lenta y pasos que planeaban donde caería el próximo pie, su cobrizo cabello le tapaba las cejas y chocaban con su árpado izquierdo. Al acercarse a su puesto nuevo CLara noto que , claro, estaba lleno de pecas. Tenía la piel pálida y tersa y al dejar su mochila en la silla, alcanzó a saludar a Clara con sus profundos ojos verdes. Ella le devolvió el gesto.

Sólo bastó eso para que ella se diera cuenta, lamentablemente no fue Clara quien lo notó, si no su amiga Valentina, quien a pesar de conocerla hace sólo dos años sabía perfectamente lo que ocurria en el interior de Clara con las miradas que lanza y cómo las lanza. Entonces fué a sentarse junto a Gerardo, su mejor amigo para dejarla un momento a "solas" con el nuevo.
Por supuesto nada pasó, el compañero de banco de Tom era el más popular del curso, nadie tenía bien claro su nombre pero si era conocido por todos como Tícevich, por su apellido impronunciable. Bueno, él con su inventado inglés trataba de interactuar con el niño nuevo, robándole toda su atención. Por su parte Clara seguía poniéndose al día con su trabajo atrasado. Sin enfocarse en nada más.-


I

"Es que quedan tantas cosas por contarte y que me cuentes tantos ratos y pasiones por vivir".
Esa tarde Clara no dejó de escuchar esa canción. No sabia si llorar de pena por lo que pasaría o de felicidad por agradecimiento a la vida. Lo único que sabía era que estaba llena de emociones y con ganas de llorar. Sola con su canción, sin el estorbo de nadie.
Menos de Tom, él menos que nadie.

Bueno, la historia comienza antes. Hace mucho tiempo ; bueno, para una niña de 15 años seis meses es demasiado tiempo, tiempo que pasa demasiado rápido pero en el que se vive intensamente. Y cómo no si seis meses es un treintavo de su vida, y si consideramos que uno tiene uso de razón y memoria a partir de los cinco años aproximadamente, seis meses para una quinceañera es un veinteavo. Más aún, si la vida hormonal comienza a los 11, 12 años ( en su caso) son seis meses de tres años, es decir ¡UN SEXTO!, y si se llega a enamorar, puede considerarlo una vida entera.

No nos desviemos.Ya habian pasado seis meses desde que terminó con Felipe, historia triste, pero superable, conservada como un hermoso recuerdo para ella del que nunca se desprendería, él ya era parte de su vida aunque hayan perdido contacto. Quizás ese fue el principal factor que llevó a Clara a enamorarse perdidamente de Tom.