lunes, 24 de noviembre de 2008

III

-Aló Felipe?
-¿Si?
-Soy yo amor, Clara
-Ha! , hola perdona, ¿como estás?
-bien bien... Oye
-Sabes que amor, perdón pero no vamos a poder hablar mucho , mañana en el colegio ¿ya? almorzamos juntos
-Mmm, ya. Pero ¡Almorzamos! no te vallas a desaparecer como la otra vez, que , yo te amo tu lo sabes y confío en tí pero a nadie le gusta que lo dejen plantado.
-Si Clarita te prometo, te prometo que apenas toquen te voy a buscar a tu sala
-¿En serio?
- Osea, te espero afuera.
-A, ok. Un beso te amo
- Yo tambien
.


II

Clara para variar habia llegado tarde a clases. Se fué a sentar a su banco y hasta ese minuto se mantuvo serena. "Otro dia nomas " pensaba, aunque sabía que en fondo no era cualquier día, ya habia pasado una semana desde que no hablaba con Felipe, su pololo. Lo que tampoco sabía era que ESE era el día en que su mundo interno perfecto y tranquilo se desplomaría. Efecto hormonal.

-Hola Vale, sorry toma - le pasa unas carpetas - Tu sabes que nunca falto, si te asusté perdón, igual te hiba a mandar el trabajo con Alicia...
-¡CLARA! Lo que menos me importa es el trabajo ahora. Hoy llega - dijo Valentina, levantando las cejas repetidamente.
-¿Hoy llega quién?-
-Tom, el niño nuevo
-Niño nuevo?
-Sí, de Nueva Zelanda. ¡Uuuui! yo sé que a ti te gustan los Oceánicos
-¿De Oceanía dices tú?
-Ya bueno, da lo mismo.
-¡Ubícate oh!, yo estoy pololeando.
- Si obvio, pero como van las cosas..
-¡Oye!
-A ya, si es verdad.

Entonces abren la puerta de la sala, Clara trata de mirar y le sonría a Valentina, ninguna puede contener la sonrisita curiosa de ver a un compañero nuevo llegar a su clase, menos si viene de afuera. Y ahí estaba.

- Niños, les pido por favor guarden silencio para darle la bienvenida a nustro compañero nuevo, él viene de Nueva Zelanda y apenas habla español. Pasa pasa.. - Miss Gabriela se dirigía al famoso "niño nuevo de afuera", y él, a paso lento entró y habló al curso una frase más que ensayada, cuyo significado seguramente no conocía del todo.
-Hola, soy Tom y vengo de Wellington, New Zealand.

Era un chico alto, delgadísimo, cuyos ojos miraban un fondo incierto, y tenian expresión de miedo e inseguridad, buscó con ellos un asiento vacio y luego miró a su nueva Miss, quién le indicó que se sentara en el único puesto vacío que habia, delante de Clara. Tenía una caminata lenta y pasos que planeaban donde caería el próximo pie, su cobrizo cabello le tapaba las cejas y chocaban con su árpado izquierdo. Al acercarse a su puesto nuevo CLara noto que , claro, estaba lleno de pecas. Tenía la piel pálida y tersa y al dejar su mochila en la silla, alcanzó a saludar a Clara con sus profundos ojos verdes. Ella le devolvió el gesto.

Sólo bastó eso para que ella se diera cuenta, lamentablemente no fue Clara quien lo notó, si no su amiga Valentina, quien a pesar de conocerla hace sólo dos años sabía perfectamente lo que ocurria en el interior de Clara con las miradas que lanza y cómo las lanza. Entonces fué a sentarse junto a Gerardo, su mejor amigo para dejarla un momento a "solas" con el nuevo.
Por supuesto nada pasó, el compañero de banco de Tom era el más popular del curso, nadie tenía bien claro su nombre pero si era conocido por todos como Tícevich, por su apellido impronunciable. Bueno, él con su inventado inglés trataba de interactuar con el niño nuevo, robándole toda su atención. Por su parte Clara seguía poniéndose al día con su trabajo atrasado. Sin enfocarse en nada más.-


I

"Es que quedan tantas cosas por contarte y que me cuentes tantos ratos y pasiones por vivir".
Esa tarde Clara no dejó de escuchar esa canción. No sabia si llorar de pena por lo que pasaría o de felicidad por agradecimiento a la vida. Lo único que sabía era que estaba llena de emociones y con ganas de llorar. Sola con su canción, sin el estorbo de nadie.
Menos de Tom, él menos que nadie.

Bueno, la historia comienza antes. Hace mucho tiempo ; bueno, para una niña de 15 años seis meses es demasiado tiempo, tiempo que pasa demasiado rápido pero en el que se vive intensamente. Y cómo no si seis meses es un treintavo de su vida, y si consideramos que uno tiene uso de razón y memoria a partir de los cinco años aproximadamente, seis meses para una quinceañera es un veinteavo. Más aún, si la vida hormonal comienza a los 11, 12 años ( en su caso) son seis meses de tres años, es decir ¡UN SEXTO!, y si se llega a enamorar, puede considerarlo una vida entera.

No nos desviemos.Ya habian pasado seis meses desde que terminó con Felipe, historia triste, pero superable, conservada como un hermoso recuerdo para ella del que nunca se desprendería, él ya era parte de su vida aunque hayan perdido contacto. Quizás ese fue el principal factor que llevó a Clara a enamorarse perdidamente de Tom.